05 julio, 2011

SILENCIO ENCADENADO



"Love, why do we one passion call?When 'tis a compound of them all;Where hot and cold, where sharp and sweet,In all their equipages meet;Where pleasures mixed with pains appear,Sorrow with joy, and hope with fear". JS.



De acuerdo.

Camuflemos la verdad, escondiendo nuestra mentira.

Y olvidemos lo pasado (y el pasado).

Desconfiemos de nuestros recuerdos hasta sentirnos lunáticos.

Escribamos un nuevo pasado para borrar el viejo acontecer.

Pensemos que, aquello que hace temblar las previamente asentadas columnas, tan solo, era la brisa de un huracán.

De acuerdo.

Prosigamos nuestros caminos. Sembremos más tierra entre su bifurcación.

Disculpemos los arrebatos por la quietud de los silencios.

Abracemos al infame remordimiento en la libertad de los saltos, entre peldaños, en la escalera.

Descubramos nuestro envite sin cartas cuando la mano ya se encuentre rota.

Reprochémonos la insólita capacidad de obviar... todo.

Emborronemos los recuerdos de las calles, de los vehículos aparcando en doble fila, de las obras urbanas que conforman un paisaje devastado pero evocador.

Y, sí, esquivemos la realidad en gestos serperteantes que restauran mínimas negaciones apuntadas en el aire.

Erremos en la medición por metros y aceptemos que un milímetro es menos insignificante cuando más importa.

De acuerdo.

Bailemos un vals separados por la corriente de voces que nos chillan al oído.

Discurramos, permitámonos vagar por la soledad de los pasos abandonados en las noches.

Reiteremos que todo es mentira .. que lo fue siempre... que debía serlo.

Desdigámonos de nuestras creencias, blasfememos sotto voce un Padrenuestro, mirémonos de una vez (y más de una vez) a los ojos (ésos) de alguien en quien ya no nos encontramos.

Resistamos el miedo a confiar nuestros secretos en la duermevela.

Suscribamos un acuerdo transaccional con el olvido y la compasión.

Desdibujemos las imágenes de lo que nos entregamos.

Sonríamos las lágrimas que brotan del inconformismo del quebrantamiento.

Sostengamos la acelerada pulsación que golpeó el corazón cuando esgrimimos nuestra gallardía (apenas recién vencida).

Atesoremos esos momentos.

Construyamos una gran pira en la que las llamas reflejen nuestra levedad.

Acentuemos la punción que provocó la suave incisión en aquellos labios abiertos.

Retemos a duelo a los enemigos imaginarios que se alzan en torres habitadas por lúgubres fantasmas que nos visitan en el recurrente insomnio.

Apacigüemos la creatividad, para que la lírica no preñe de versos nuestra conocida derrota que, para muchos, sería un camino de victoria.

Y, sí, de acuerdo, sepámonos en el mitad del camino hacia ningún lugar.

Tan lejos en nuestra cercanía, tan imposibles por probables, tan iguales en nuestra diferencia, que solo el silencio nos podrá reparar...

Que, quizá, en suma, sea el silencio el que nos haya de separar.

2 comentarios:

  1. Enternecedor y triste.
    ¿Real?

    Josegirl

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  2. Basta con subrayar que el lirismo describe mejor la tristeza que el propio surco dejado por las lágrimas.

    Gracias por visitar el refugio.

    ps: quizá todo sea menos trascendente (y/o melodramático) cuando se piensa que existen recovecos en las calles que nos permiten aliviar necesasidades (igual de) perentorias.

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