27 marzo, 2011

EL LIENZO



¿Para qué quiere este viejo cuadro?


No es asunto suyo.


Sí lo es, al menos mientras sea de mi propiedad.


Soy pintor, el lienzo es antiguo y parece en buen estado.


Dos mil.


Usted sabe que una tela no tiene ese precio.


Todo cuesta lo que alguien esté dispuesto a pagar. Dos mil, esto no es una casa en la que se permita regatear.


Caballero, dejemos de entronizar determinadas composturas.


Un fajo de billetes cayó en la mesa.


Sus dos mil.


Su cuadro... o su lienzo.




* * *




No debería caminar por Berlín sola a estas horas.


Disculpe...


Le decía que no debería recorrer la ciudad por la noche sin compañía.


Soy ciudadana americana.


Eso no es óbice para que algún desalmado pretenda atacarla. Le acompañaré a donde se dirija, salvo que sea un inconveniente para usted.


Lo es... y sé defenderme yo solita. Además, ¿qué protección puede ofrecerme un pintor que carga con cuadro bajo el brazo?


Discúlpeme, entonces.




* * *




Perdone.


Sí, soy americano.


Mi mujer acudió a un concierto en el Teatro ________________ y no ha regresado.


¿Cómo?


¿Qué espere?


¿A qué debo esperar?


Llamaré al Consulado... A la Interpol si hace falta.


Maldito teléfono.




* * *


Me gusta su obra.


No es mía. Ahora es suya.


No, yo tan solo la he pagado. Las ideas pertenecen a su creador, no a su propietario.


Adoro su vino.


Ve. Yo tan solo soy el propietario del vino, pero su sabor solo pertenece al maestro enólogo que es capaz de descubrir ese universo de matices.


Lleva razón.


Por cierto, ¿escucho lo del asesinato de esa joven?


No, estuve recluido en mi estudio durante los últimos meses, acabando su, por mejor decir, mi obra.


Estoy muy satisfecho, el lienzo que utilizó en este retrato es antiquísimo.


Es usted todo un experto, señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario