31 marzo, 2011

LA TELEVISIÓN DE LA LAVANDERÍA


Suceden...

Sí, cuando yo ya no estoy allí.

Mientras en la televisión de esta lavandería repiten el combate de un título mundial que yo viví en directo.

Suceden cosas.

Tú estarás susurrándole bellas palabras a su oído, cobijada en su pecho.

Curiosamente, la acera de esta calle también estuvo presente aquella noche.

Las paredes de la habitación del hotel se cayeron aquel invierno.

La música que escucho se tergiversa fruto de la distancia que nos separa.

Mientras yo hablaba de desiertos de soledad, tú bromeabas sobre las instantáneas de los dulces.

Mi viejo corresponsal escribió su crónica obviando el día de Nochebuena.

La mujer del tiempo confundió la borrasca con un anticiclón.

Y, cuando te marchaste, el cielo se abrió.

Y durante cuatro meses no paró de llover.

Suceden cosas.

Fui testigo indirecto de algunas de ellas.

Mis pupilas se han dilatado, pero los rayos de sol nunca llegan a este cubículo de materiales ligeros y transparentes.

El vigilante de seguridad decidió quemar la hoja de registro de visitas del edificio... poco antes que éste se desplomara.

En las cenizas de aquel fuego se encontraron las rimas perdidas de un poema que jamás voy a escribir(te).

Los cigarrillos desaparecieron del recipiente pero la suciedad incrustada no se supo desprender.

En la televisión, el campeón ha vuelto a vencer al aspirante... pero mis recuerdos eran diferentes.

Igual siempre lo han sido...

Mientras, tú continúas saboreando bombones de chocolate blanco sin licor.

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