11 mayo, 2011

LA HERMANDAD DE LA SANGRE


Se miraron a los ojos. El hombre le preguntó. ¿A qué se dedica?
El otro se permitió unos segundos antes de contestar. Soy detective -le respondió. Salvaje -pensó en voz alta su interlocutor. Se vieron a los ojos y descubrieron algo que nacía. Varios años más tarde, el mismo día, fueron sepultados. Muy lejos el uno del otro. Cercanos como siameses.

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