07 mayo, 2011

WE´RE ALL GOING TO DIE

Cuando el hombre cayó muerto al suelo, Jonás quiso cambiar de nombre, de ciudad, de filiación y, hasta incluso, de sexo, justo en ese segundo en el que, todavía, el alma se escapa del físico ya inerte.
Cincuenta y seis peldaños (cuatro pisos).
Tres rellanos (descansillos).
Un corredor (excesivamente ancho).
La puerta de salida, previo franqueo de un torno giratorio (¿robado del control de acceso de algún estadio deportivo?).
Mientras configuraba mentalmente la ruta de salida, la alarma sonó.
Desde el auricular, tenso y apretado a su pabellón auricular, la orden dejaba lugar a dudas, escapada y ataque en retirada.
Jonás supo, en ese instante preciso, que llevándose el cadáver a sus espaldas, la cuentas pendientes no se iban a cerrar jamás.
-"Buenas noches" -dijo Jonás.
Y aseveró: "Vamos a morir todos".
Quizá, solo quizá, lo pronunció en inglés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario