15 abril, 2009

CHICAS


Algunas se empeñaron en llorar en mitad de la soledad de los océanos de gentes...
Otras se envolvieron en la interpretación de las cartas tiradas sobre las mesas que cojeaban ante el delirio...

Algunas no quisieron escuchar el sonido del viejo latir del corazón enamorado que les continuaba enviando su mensaje de incondicional derrota...

Otras terminaron por no acudir a la oscuridad de las salas de los cines para desconocer si la actriz principal lloraba por el amor perdido.

Algunas me encaminaron por la perdición.

Otras desearon evadir la luminosidad del primer plano.

Algunas, incluso, supieron forrar sus carpetas con las instantáneas de ídolos a los que aborrecerían antes de acabar el curso.

Otras, sin embargo, renegaron de su deseo, únicamente, por mantener la compostura ante una tormenta de risas y suspicacias...

Algunas que otras hirieron el orgullo de varón...

Algunas que otras inventaron el elixir de la eterna incompresión...

Algunas que otras percibieron la debilidad... y, sonriendo, no dejaron de sonreír.
Y, mientras, el viento sigue soplando, manejando los barcos que navegan sin patrón en esos océanos repletos de anónimos rostros que nos miran.

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