06 septiembre, 2010

EL CONSENTIDO


Ella se volvió y dijo: "Mi madre sintió algo así".

Entonces lo entendí todo.

Antes habíamos estado bebiendo unos cuantos tragos en una fiesta en la que sobraba alcohol y gente a partes iguales.

El calor en las habitaciones era insoportable y la humedad se podía guardar en pequeñas botellas transparentes.

La música atronaba desde los altavoces.

Ella sonreía y bailaba de un modo terriblemente sensual.

Su pecho se contoneaba al ritmo de la canción.

Cerraba los ojos, de un modo entre coqueto e ingenuo.

Se sabía el centro de muchas miradas.

Sus piernas eran larguísimas y el mínimo pantalón corto vaquero las hacía aún más interminables.

Su melena rubia se precipitaba por su espalda a una vertiginosa velocidad.

De repente me miró.

A los ojos.

Con seguridad y fiereza.

Me apretó a su cuerpo y casi sin poder reaccionar me susurró al oído "Take me out".

Más tarde, en el coche, ella adoptó una postura inverosímil.

Me cogió con fuerza y me introdujo hasta su interior más secreto.

Suspiró varias veces.

Se encrespó.

Salió.

Se tumbó frente a mí y volvió a introducirme.

Obvió los relojes y los sentidos.

Tras varios minutos, me separó (en silencio).

Comenzó a vestirse.

Se volvió y dijo: "Mi madre sintió algo así".

Guardo tres segundo de silencio.

Y remachó: "Pero ella no consintió".

Entonce lo entendí todo.

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