05 septiembre, 2010

LA PLAYA PASIONAL


"Puedo darte mi soledad, mis nieblas, el hambre de mi corazón; estoy tratando de sobornarte con la incertidumbre, el peligro y la derrota". El otro, el mismo. Jorge Luis Borges.


Puede que aquella playa no existiera.

Que el agua que mojaba las plantas de sus pies fueran torrentes de lágrimas que desembocaban en el delta que la acogía.

Quizá el viento que soplaba sobre su espalda desnuda y semiencorvada no hubiera nacido en alguna de las islas en las que los políticos se reunían para instrumentalizar sus planes de ataque bélico.

Tal vez aquel acantilado no estuviera compuesto por frías y afiladas lajas de piedra en cuyos huecos anidaban las especies más variopintas de insectos.

Y, sin embargo, aquella playa se ubicaba en las coordenadas geográficas de un país cuya bandera era la de la magia y la pasión.

El pequeño amuleto negro que antes sujetaba su pelo, se anudaba a su antebrazo izquierdo bronceado.

Las estrellas del cielo se apresuraban por iluminar el firmamento para acudir a su visionado.

Sus ojos, debajo de la oscuridad de sus gafas nacaradas, miraban a un horizonte infinito en el que ya nada se entonaba como una canción de amor.

Y, sí, sus labios sonreían después de haber visitado otros refugios más propicios y menos exigentes.

En aquella playa, en la que los días parecían pasar más lentos y las congojas caminaban firmemente hacia el olvido, la luna recortaba sonrisas y afilaba una mueca de dolor.

En tu playa.

Y, a algunos miles de kilómetros de esa estampa de quietud, un hombre dirime una estúpida contienda frente a su honestidad, enfrentando sus silencios a una amable dependiente occidental.

Sale de la tienda y permite que el viento, congelado, hiele sus huecos.

Ahoga, en el silencio, la irrefrenable necesidad de gritar que siente.

Y sueña instantáneas imaginarias de playas con luna.

2 comentarios:

  1. Te recomiendo El Aleph.
    PS1: Saludos de La Senora.
    PS2: Muy bueno el guino del amuleto.

    Fdo: La Reina del Sur (jajajjaja)

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  2. El refugio del horror8 de septiembre de 2010, 1:08

    A Borges, como a Cortázar, lo visité tarde (premeditadamente) y de forma reciente. Son de esos autores, como Joyce, en los que el alud de recomendaciones y pareceres (ajenos y terceros) obliga a leerlos maduro (sic) y con cierta distancia (quizá desconfianza).

    Más que "El Aleph", que también, me apasionó la narración de "El Congreso", por todo lo que de visual y marginal puede llegar a esconder.

    Continúa existiendo cierta sorpresa al recibir contestaciones a determinadas botellas lanzadas al mar y no a otras (Dios juguetea con el Azar de un modo netamente inescrutable).

    No hay guiños... A veces son invenciones, otras ensoñaciones... las más, incluso, desazones recubiertas de lirismo (puñales cubiertos de sangre, pero puñales al fin y a la postre).

    El Destino hace que "güino", no muy alejado de guino (sic), se defina como "perro callejero pequeño y de pelo liso"... Un perdedor (= un jugador). Sí, nada es casual.

    Gracias por visitar el Refugio.

    ps: Sepa entender que hay silencios que responden más de lo que, a primera vista (y oída), pudiera parecer.

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