21 agosto, 2011

EL DESTINO DE MAGA

"Ya no es, en ningún plano, la misma pareja; aquel París, aquel yo, no están ya, ni está la Maga que era como su síntesis (...) ¿Por qué, entonces, escribir de nuevo si todo fue dicho en una primera esperanza de belleza, de verdad? (París, último primer encuentro. Julio Cortázar).


No vas a entender que en la ciudad de las lluvias torrenciales los ángeles custodien las puertas inequívocas de lo sagrado.
He paseado aceras encharcadas, temiendo, a iguales partes, que el agua estropee mis zapatos de ante y que devaste el precario equilibrio en el que suspendo mi caminar.
La madrugada me descubrió con un párrafo acertado y cruel, como suelen ser las certeras puñaladas que nos regala el Destino.
Y aún pretendo acompasar la respiración.
Los vehículos ruedan raudos por una circunvalación urbana llena de polución y letreros de neón.
Leo a mi alrededor pero no descifro los significados de este intrincado alfabeto.
He regateado en un idioma ajeno por la artesanía que hube pensado regalarte... Y, sin embargo, como en aquel cuento infantil, percibí que la ciudad estaba siendo presa de una invasión de ángeles.
El viejo me lanzó la estatuilla tallada y se marchó corriendo, calle arriba, mientras el huracán se cernía sobre las calles.
He paseado tranquilo, algunos podrían pensar que valeroso, pero qué ha de temer quien dio todo por perdido.
Volvieron a mi cabeza las palabras reveladas en aquella colección de cuentos.
Y, como por casualidad, deseé que todo concluyera... en inspirado silencio.

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