21 junio, 2009

DOMINGO ver 2.0


"¡Ay, si los diablos pudieran volver ahora que estoy despierto, no me haría tanto el delicado! Y los invoqué en alta voz, ofreciéndoles deshonrarme tan a menudo como fuera necesario para merecer sus favores; pero sin duda los ofendí gravemente, porque no volvieron jamás". Las tentaciones o Eros, Pluto y la Gloria. El Spleen de París. Charles de Baudelaire.

Hay llamadas perdidas pendientes de ser contestadas en mi teléfono móvil.

La ropa de la última colada aún se seca al calor de la noche.

Los suplementos de los diarios permanecen abiertos en una mesa baja, testigos de la tranquilidad, parsimoniosos, expectantes.

En el sillón, desordenadas, tengo abiertas carpetas con recortes de prensa que aún no he colocado debidamente.

Leo dos libros, compaginando historias y entrelazando, mentalmente, argumentos imposibles.

El sueño me venció entre el visionado del desenlace de las carreras automovilistas y la penúltima canción del último disco editado por Bob Dylan.

Las sábanas están arrugadas y ensuciadas casi en su centro, un círculo imperfecto que genera confusión.

En los fuelles de los maletines, guardo algunos papeles aún por revisar y ese sentimiento de responsabilidad que algunos consideran nerviosismo.

Los tiestos de la terraza se han preñado de flores que colorean y alegran la estampa exterior.

Con cierta desgana, el cuadro caído reclama atención.

Mi buzón electrónico ha recibido varios correos cuya lectura pretendo obviar hasta mañana.

Imagino un domingo distinto, pero la realidad me devolvió un tiempo ajeno, apático, descreído... inextricable.

El reloj avanza hacia la medianoche... Se lo agradezco.

Mientras termino una composición que no me convence, percibo el aviso que me envía el avatar. Advierto, acto seguido, que cometí el error de ofrecer mi creación al exterior.

Abro un libro, al azar, y rezo para que Morfeo no se haya olvidado de mí.

La poesía no es un antídoto. Hay males para los que, aún, no se descubrió remedio.


ps: El presagio de una tormenta es el anuncio de un ataque no tan cruento.

psII: A Gabriel Campillo (semipesado campeón del Mundo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario