27 noviembre, 2010

AS DE CORAZONES


Una película proyectada en el vacío de una cueva abandonada en el monte.

Sin sonido.

Solo el metraje corriendo sobre las bovinas de manera continuada.

Proyectando haces de luz en un entorno de oscuridad y humedad.

Acariciando la fría piedra de la gruta y rebotando en las paredes calcáreas del habitáculo deshabitado.


Aparece un as de corazones.

De repente, una mano lo esconde. Lo voltea. Y la cartulina se convierte en un puñal.

Ensangrentado.

Sospechosamente ensangrentado.

La mano enseña su palma.

El fino y preciso corte del que brota una delicada línea de líquido... que no se detiene.

Empapando el puñal y cayendo hasta el suelo.


De nuevo aparece un naipe.

El cuatro de picas.

La mano lo enseña.

Lo dobla, flexionando la cartulina hasta convertirla en un pequeño puente.

La mano está herida, pero mantiene una agilidad más que vertiginosa.

En un movimiento inesperado, raja la carta y la imagen funde en negro.


La película continua.

Aparecen dos naipes.

Rey de corazones. Reina de picas.

Negro.

El Rey de corazones camina, pesadamente, alrededor de la Reina.

Negro.

Negro.

La imagen se difumina.

Aparece el rostro de un hombre muerto.

Negro.


Continúa el ruido...

Aparece un as de corazones.

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