31 mayo, 2009

COMPROMISOS


El bar parece huérfano de luz y los escasos clientes se agolpan, silenciosamente, en una de las mesas del fondo.

La puerta se abre y entra un joven con gafas negras de pasta, finas y mordisqueadas.

Ocupa un lugar intermedio en la barra y trata, de modo infructuoso, de llamar la atención del camarero.

La música se encuentra demasiado alta.

Pronto, el chico fija su mirada en Jeff.

Jeff es un hombre de mediana edad (si es que eso quiere o puede significar algo) y se mantiene apostado en una esquina, cabizbajo, con la barbilla acariciando, mínimamente, el sucio mármol de la barra.

Jeff suspira. Toma de un sorbo su ginebra, como si el ardor que recorre su garganta fuera poco menos que un bello instante.

Se recompone y chilla, desafiando a la música, "hay mujeres que ocupan tus pensamientos y otras que pueblan tu vida".

El chico le mira, desconcertado.

Jeff pide un tequila. Lo bebe.

Suelta el vaso de un golpe y con un gesto pide otro más.

Lo bebe, nuevamente, de un trago.

Cierra sus ojos, intentando sobreponerse a la percusión en las sienes.

Jeff ya no habla, pero golpea con el vaso el mármol.

Continúa bebiendo tequila y se levanta, pesadamente, encaminándose al baño.

El joven le sigue con la mirada.

Tras varios minutos, Jeff vuelve con síntomas evidentes de haber evacuado el alcohol sobrante que su organismo no podía asumir.

Entonces Jeff se percata que el joven le observa.

Mide sus gestos y le reta con su mirada.

Su boca se abre y, pausadamente, comienza a hablar: "Posiblemente, no entiendas nada... y, quizá, sea mejor así...".

El chico quiere acercársele levemente, pero desestima su propósito cuando Jeff arranca su discurso: "Y pasará el tiempo, pero tu cabeza continuará cuestionándose esa sinrazón".

Un silencio.

"Y pasearás, hasta que tus pasos no sirvan para nada. Y descansarás, hasta que el sueño te abandone. Y beberás, hasta que el alcohol no sirva para arrancarte la conciencia. Y continuarás reprochándote tu maldita curiosidad, tu carácter descubridor y detective...".

Más silencio.

"Y todo parecerá dar igual".

El joven se tambaleaba. Y comienza su marcha, algo temeroso...

Antes de franquear la puerta escucha estas palabras:

"Nunca te preguntes porqué, a pesar de que ambos sostengáis pactos en los que no creéis, parezca imposible extinguirlos...".

"No lo hagas... no encontrarás, nunca, una respuesta racional. Y todo lo demás, será sufrimiento".

No hay comentarios:

Publicar un comentario