05 febrero, 2010

ALGUIEN


He mirado al cielo.

No sé aprehenderte.

Barajé las cartas

Dibujé mis iniciales asumidas en una misiva perdida (y anónima).

Ahora escucho canciones populares que hablan del devenir temporal.

Llueve.

También lo hacía durante esta mañana.

Y, sin embargo, mis letras edulcoraron mis sentimientos.

La luz se apagó mientras me afeitaba.

Todo sucede muy deprisa.

No obstante, recuerdo todos los segundos.

El resto es mentira.

Es curioso, las calles se bifurcan.

Y, bajo el paraguas, parece descabellado mirar hacia atrás.

Varios minutos antes me imaginé sonriendo.

Pero mis pies temblaban...

Y esa pretendida seguridad abrazaba al pánico...

Leí diez páginas de ese esperado libro que, sin embargo, arrastra una historia interior que le persigue y lo ensombrece.

Al unísono me parece recibir la entonación de una canción infantil.

¿Por qué no me preocupó girar la cabeza mientras caminaba sobre mojado?

Acaso los aviones no siguen volando.

Veinticuatro horas son solo un día.

Y tres minutos de escapismo significan, también, un día.

Cené con palillos orientales.

Y volví a casa sufriendo y causando estragos.

¿Alguien, maldita sea, sabría revelarme el significado de esos breves círculos consecutivos?

¿Alguien?

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