25 marzo, 2010

N.


La noche es oscura y lúgubre.

Las nubes suavizan su paso en el firmamento.

El viento, que es el hermano mayor y más aventajado del aire, transmite un dulzor de azúcar y sangre.

Puede que las lágrimas bajen del cielo y retornen a los corazones, en una especie de movimiento auricular-ventricular, reiterado, parsimonioso...

El espectro avanza, recorriendo sigiloso y calmo sus dominios, con la certeza y la tranquilidad de los que han descubierto que la finitud temporal y espacial no hace presa sobre ellos.

Los poetas cierran sus cuadernos.

Las novelas románticas se preñan de hombres vestidos de negro y palidez...

Algunos cristales se quiebran.

La imagen se alza, esplendorosa, sobre los restos de un féretro de madera con astillas y clavos oxidados.

Azufre y repulsión.

Conoce los recovecos de la línea del crepúsculo.

Adora esa escasa luminiscencia de las estrellas que salpica la oscura bóveda que corona el cielo.

Añora otros tiempos, la noche de los tiempos... de todos ellos.

Ha escudriñado el horizonte, con quietud, y ha decidido extraer del arpa los sonidos más puros y diletantes... el aroma de los elixires, el alambicado y reducido perfume de los sentidos.

Conoce cuál es el sendero de vuelta y adivina las sorpresas que le deparará cada puerta cerrada, cada invitación a traspasarla.

Es el dueño.

Por eso, plegando y batiendo sus alas, se encamina a una nueva cacería.

Permitiendo que el aire limpio y la pulcritud de la madrugada penetre por su cuerpo indemne, superior...

Hasta que un latido, breve y conciso, le alerta de la presencia vital, de su más indispensable sustento.

Y cae en picado. Raudo y certero. Febril. Poseído. Victorioso.

Penetra. Succiona. Se altera...

Todo en él es majestuosidad.

Y abandona un pasado de nada; yermo, caduco...

En su vuelo, satisfecho, henchido de plenitud y vida, tan solo ansía olvidar.

Para el resto de la eternidad.

Y su letanía le tortura.

Y le persigue.

En forma de rostro de mujer a la que dirigió su única pregunta en la trémula oscuridad de las sombras de la noche.

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