03 enero, 2010

20 LATIDOS


Estos ojos vieron las llamas del infierno. El crepitar del final en un entorno esquivo.

Estas manos han sentido el frío del hielo al derretirse en el Polo. El llanto del proceso de cambio de estado.

Estos pies han recorridos descarpados senderos. El desnivel de los accidentes naturales en los confines del Mundo.

Estos labios han saboreado el licor del más dulce elaboración. El elixir que brota de tus más íntimas entrañas.

Esta nariz ha percibido los olores más indescriptibles. El aroma del deseo que propalen tus cabellos al ser besados.

Estos dientes han desgarrado los bocados más exquisitos. Ninguno de ellos son comparables con los manjares rodeados de lunares de tu piel.

Estas palabras han desoído los consejos de los más viejos del lugar... y han ocupado el espacio público que jamás hubieron debido visitar.

Estos sueños que se hacen huéspedes de mis madrugadas.

Estas noches sin horarios.

Estas eternas madrugadas.

Estas canciones que me devuelven tu sonrisa, la que detiene el girar de los planetas.

Estas danzas que evocan antediluvianos rituales y suspiros en lechos desordenados.

Estos libros que me sobrevivirán cuando nadie me recuerde, ni visite mis restos...

Estos peluches que te saludan.

Estos discos que tus hijos mirarán como se observan las reliquias de los tesoros de las catedrales.

Estos días y sus noches.

Este rebotar del agua en los cristales.

Estas joyas que reclaman tu respuesta desde el silencio.

Este miedo a perderte... Este temblor a no tenerte...

Este sentido amar apasionado.

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