16 abril, 2010

EL FUGITIVO DE LAS LETRAS


Se percató de que estaba huyendo.

No lo había percibido hasta ese momento, pero ya era indudable.

Pagó y cayó en la cuenta que era el decimoquinto libro que compraba desde aquel momento.

En otro hombre cualquiera, no hubiera revestido la mayor importancia.

Pero tratándose de él, alguien que asumía el orden de un modo escrupuloso, fundamentalista y casi enfermizo, la cuestión adquiría tintes más que relevantes.

Esa consigna le hacía que su continuación lectora hubiera de coincidir, cronológicamente, con la secuencia de adquisición de los volúmenes.

E hizo falta esa decimoquinta compra, para revelarle que, como los más fatídicos tramposos, había sido descubierto falseándose en el solitario.

Huyendo.

2 comentarios:

  1. Te echaba de menos... escritor.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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