Verde y violetas.
Esa mezcla de color tan específica que el lenguaje se olvidó (posiblemente de forma determinada y voluntaria) de dotarnos de una palabra adecuada para su definición.
Verde y violetas.
Moviéndose, rítmica y acompasadamente, como la gimnasta que completa su ejercicio digno de una mejor calificación. Dirigidos a cualquier lugar excepto a la mirada (fija) que le envían los propios...
Verde y violetas.
Cuando, repentinamente, parecen detenerse y esgrimir una lucha directa a la afrenta que se le antoja la inquisitiva (por prendada) visión del observador externo (al que han sorprendido completamente ensimismado).
Verde y violetas..
El tiempo siempre parece transcurrir de un modo distinto dependiendo de lo que suceda alrededor.
Verde y violetas.
Y, siguiendo una inmemorial (e insana) costumbre, continúo imaginando historias de las dueñas de aquellas expresiones de ojos.
Elucubraciones (en esta ocasión, verde y violetas) que se quiebran ante el estridente sonido que anuncia la llega del vagón a una nueva estación.
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