Cara, cruz, cruz y cara.
Echaron las monedas al viento.
Cruz, cruz, cruz y cara.
No esperaban ningún resultado.
Cruz, cara, cara y cara.
Llovía y el agua les calaba los huesos.
Cara, cara, cruz y cruz.
Cada vez, el tintineo en el suelo era más doloroso.
Cruz, cara, cruz y cruz.
Pensaron que el tiempo sería su aliado... y acabó engañándoles.
Cruz, cruz, cara y cara.
Ya ni se dirigían la palabra, esperando un resultado improbable.
Cruz, cara, cruz y cruz.
Jugaban sin reglas. Asumiendo que habían de perder ambos.
Cara, cara, cara y cruz.
Sostuvieron confesiones que jamás se atreverían a reflejar.
Cruz, cara, cara y cara.
El agua se confundía con sus lágrimas.
Cruz, cruz, cara y cruz.
Los perros aullaban a lo lejos, en el fin del mundo.
Cruz, cruz, cruz y cruz.
Poco antes de que decidieran acabar.
Cruz, cruz, cruz y cruz.
Sus cuerpos se unieron, por última vez.
Cruz, cruz, cruz y cruz.
Cuando ya no sentían nada.
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