09 abril, 2011

Y SI ESTAS ALAS NO ME FALLAN



Puede que tenga que escuchar esa canción miles de veces.

Quizá el tiempo no vaya a concederme el favor de adelantar el final.

Intuyo que ya he perdido la partida antes de comenzar el juego.

Imagino que su imagen, ahora, no sonríe pensando en aquellas palabras.

Descubrí un tema de Johny Cash y he pulsado, durante esta tarde, unas cien veces la tecla de "repeat".

Los viejos fantasmas se han sentado a mi escritorio para acompañarme en esta liturgia.

Las ventanas se han cerrado de golpe.

No hay luz que pueda traspasar este agujero.

El grifo de la cocina gotea pausadamente.

Alguien ha muerto en el piso de abajo.

Los pájaros se estrellaron contra el alero del rascacielos.

El retrovisor del autobús urbano arrancó la cabeza de un viandante de cuajo.

El periódico olvidó incluir una sección de efemérides.

El portavoz excusó la presencia del Presidente en la sesión plenaria.

En el aseo, un hombre con los pantalones por los tobillos cerraba los ojos y veía la letra mecanografiada sobre el papel.

Un viejo mendigo ha esquivado mi presencia cuando, cubierto con una capucha, caminaba hacia el cubo de basura con una botella de licor vacía en la mano.

El jefe de la industria inmobiliaria se ha volado la tapa de los sesos en su despacho decorado al estilo feng shui.

El Notario no quiso leer el testamento.

Si eres capaz de caminar por esa calle, la sangre aún corre por tus venas.

Si tuviste el arrojo de revisitar aquel lugar, y no derramaste alguna lágrima, has debido olvidar mi nombre.

Esta noche, aunque fuera capaz de apagar el reproductor musical, Johny Cash continuará cantando.

Y las balas seguirán sonando por encima de mi cabeza.

Y esos ojos me mirarán, desde una distancia inalcanzable.

Y si estas alas no me fallan, nos encontraremos en cualquier lugar.

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