26 agosto, 2009

CHAMPAGNE GRIMPEUR


A Henry Desgrange.

Siete años después de desestimar mirar a los ojos de la bella francesa que le acompañaba en la cena (a la que, como descubriría, nunca debió acudir) mientras brindaba con un carísimo champagne francés, Frank visitó la consulta de su médico personal.

En la vacía sala de espera, localizada en los bajos de un edificio a las afueras de la ciudad (poco menos que un local clandestino), atrajo hasta sí una edición antigua de la revista Ciclismo a Fondo.

Con un cierto regusto nostálgico y dolorido, se vio en dos fotografías tan idénticas como divergentes.

En la que ocupaba la parte izquierda de la página par, se le veía demarrando en las rampas más duras del Mont Ventoux, dejando de rueda al, en aquel momento, líder de la clasificación de la montaña, un achaparrado colombiano que, enrolado en un equipo español estaba siendo, hasta aquella etapa, la revelación de la carrera.

La otra, que ocupaba las columnas extremas de unión de ambas páginas, le mostraba en el podio de los Campos Elíseos de París, con el maillot de puntos rojos, y besado por las guapas azafatas de la marca de supermercados que patrocinaba el premio.

Una mezcla de orgullo y decepción le recorrió al recordar la desafortunada recepción del Cónsul Español y la posterior cena que, en honor a su victoria, se celebró en un hotel más que lujoso de la Place Vendome.

Parecía que, por momentos, el escozor de la sequedad de aquel champagne volviera a presentarse en su garganta.

De repente, como trallazos eléctricos, volvieron a sus piernas las sensaciones de las campañas posteriores a ese maldito triunfo. Querer y no poder. Un derrumbe paulatino y desolador.

La puerta se abrió y el doctor le saludó:

- ¡Cuánto tiempo! Pase, campeón, por favor.

Asintió.

- Veamos - dijo el médico - si la transferencia es ya efectiva.

Lo era. Ordenada dos días antes desde una cuenta corriente secreta, abierta en una sucursal bancaria de las Islas Caimán.

- Perfecto, campeón, perfecto. Túmbese en esa camilla y arremánguese. Este año va a estar pletórico.

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