06 julio, 2009

CREPÚSCULO


El parpadeo del neón...
repetitivo, pretende violar la liturgia de nuestro anochecer.
Los ángeles apuran su descanso en algún Paraíso subarrendado a término.

Te pones en pie...
musa, geografía afectiva que me encandila y obnubila la razón.
Cioran sufre en algún “24 horas” la ruptura de sus Silogismos...

Tu mirada...
cómplice, juicio sumarísimo que me condena y sobresee a su antojo.
Creamos el lenguaje del simbolismo, de la pureza consustancial (compartida).

La sonrisa que maquillas en un parpadeo inapreciable...
inspiradora, me ata a tu estela como a un cometa perdido en el firmamento.
Prometimos no prometer. Nuestra victoria estaba en el pasado.

El murciélago que chocó con la ventana nos avisó...
dolorido, “dejad el recuerdo para los filósofos de la gran ciudad”.

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