14 julio, 2009

LAS ALAS DE PAPEL


El rumor de una memoria recóndita trae consigo los recovecos del amor adolescente, virginal, sorpresivo...

Habla de una piel blanca, casi transparente, ojos azules, con un hálito de presteza y belleza antigua, comedida, sin dispendios... la de aquellas mujeres silenciosas que parecen no pisar el suelo pero van marcando su impronta allá por donde pasan.

Y, en la pared de ladrillos del instituto, una vieja leyenda: "libros prestados nunca serán devueltos".

Quizá sea cierto aquello de que se ama en silencio, como se cometen los asesinatos.

También se sufre en silencio. Con el único consuelo de las palabras, que son mudas... pero nuestras.

Como un pecador arrepentido antes de errar, sólo escribí con lapicero tu nombre en los pupitres.

Otros rayaron, para la posterioridad, unos amores mucho más efímeros.

Ahora, medito, acompañado por un Martini blanco y un libro de poemas de Rilke, sobre la certeza de unas sensaciones que debieran, sino resultara excesivamente pretencioso, denominarse amor.

Y como en aquella tarde estúpida, adopto costumbres ajenas para marcar mis libros con un signo manual y caligráfico que copié de ti.

Dudo si mis pequeñas (y desviadas) evocaciones llegaron a ocupar un lugar en tu corazón, desde aquella fría mañana de invierno, con cristales empañados y jardines en los que la escarcha continuaba regalando, en la que, ante toda la clase, me obligaste a leer un estúpido poema de amor que, desafortunadamente, no me había sido inspirado por ti.

Los parques me siguen susurrando tus confidencias y, en estos extraños días de conmoción, el pánico de adolecer de falta de precisión y realidad me persigue.

Porque toda palabra dicha es culpable de su limitación.

Porque para revelar algunas pasiones, nunca valió ningún mecanismo (humano) de expresión.

Y muchos, necios, continúan recelando de los, a su juicio, trasnochados duelos de honor.

Hoy, que mi corazón pervive en su inquietud, quiero detenerme y sonreír... con ese gesto imposible que trae consigo un recuerdo borroso y gris, de patios con charcos y balones cansados de chapotear.

Como aquella vez primera, con el letargo y la inocencia de la primera vez...

2 comentarios:

  1. El amor más puro es el más inocente...La experiencia no hace sino ensombrecer de dudas cada sentimiento, aunque sea el más intenso jamás vivido. Y es cuando sentimos nostálgia de aquel amor obsesivo de la niñéz...De cuando podías esperar meses y años sin que ocurriera nada. ¿Seríamos capaces de hacer eso ahora?

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  2. El amor no conseguido siempre camina por los senderos de una justicia poética que, a buen seguro, no sea precisamente sana.

    En todo caso, la obsesión por el amor requiere que, salvo singulares excepciones, obviemos la experiencia previa y hasta el porvenir...

    Gracias por visitar el refugio.

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